Oh hermanos míos, yo os consagro a una nueva nobleza y os la señalo: vosotros debéis ser para mí engendradores y criadores y sembradores del futuro,
- en verdad, no una nobleza que vosotros
pudierais comprar como la compran los tenderos, y con oro de tenderos: pues
poco valor tiene todo lo que tiene un precio.
¡Constituya de ahora en adelante vuestro honor no el lugar de dónde venís, sino el lugar adonde vais! Vuestra voluntad y vuestro pie, que quieren ir más allá de vosotros mismos, ¡eso constituya vuestro nuevo honor!
En verdad, no el que hayáis servido a un príncipe - ¡qué importan ya los príncipes!' - o el que os hayáis convertido en baluarte de lo que existe ¡para que esté aún más sólido!
No el que vuestra estirpe se haya hecho cortesana en las cortes, y vosotros hayáis aprendido a estar de pie, vestidos con ropajes multicolores, como un flamenco, durante largas horas, dentro de estanques poco profundos.
- Pues poder estar de pie es un mérito entre los cortesanos: y todos los cortesanos creen que de la bienaventuranza después de la muerte forma parte - ¡el que se permita estar sentado! -
Ni tampoco el que un espíritu, que ellos llaman santo, condujese a vuestros antepasados a tierras prometidas, que yo no alabo: pues nada hay que alabar en la tierra donde creció el más funesto de todos los árboles, -¡la cruz! -
- y en verdad, a todos los sitios a que ese «espíritu santo» condujo sus caballeros, siempre esas expediciones iban precedidas - ¡de cabras y gansos y de cruzados mentecatos!
iOh hermanos míos, no hacia atrás debe dirigir la mirada vuestra nobleza, sino hacia adelante! ¡Expulsados debéis estar vosotros de todos los países de los padres y de los antepasados!
El país de vuestros hijos es el que debéis amar: sea ese amor vuestra nueva nobleza, - ¡el país no descubierto, situado en el mar más remote! ¡A vuestras velas ordeno que partan una y otra vez en su busca!
En vuestros hijos debéis reparar el ser vosotros hijos de vuestros padres: ¡así debéis redimir todo lo pasado!. ¡Esta nueva tabla coloco yo sobre vosotros!
¡Constituya de ahora en adelante vuestro honor no el lugar de dónde venís, sino el lugar adonde vais! Vuestra voluntad y vuestro pie, que quieren ir más allá de vosotros mismos, ¡eso constituya vuestro nuevo honor!
En verdad, no el que hayáis servido a un príncipe - ¡qué importan ya los príncipes!' - o el que os hayáis convertido en baluarte de lo que existe ¡para que esté aún más sólido!
No el que vuestra estirpe se haya hecho cortesana en las cortes, y vosotros hayáis aprendido a estar de pie, vestidos con ropajes multicolores, como un flamenco, durante largas horas, dentro de estanques poco profundos.
- Pues poder estar de pie es un mérito entre los cortesanos: y todos los cortesanos creen que de la bienaventuranza después de la muerte forma parte - ¡el que se permita estar sentado! -
Ni tampoco el que un espíritu, que ellos llaman santo, condujese a vuestros antepasados a tierras prometidas, que yo no alabo: pues nada hay que alabar en la tierra donde creció el más funesto de todos los árboles, -¡la cruz! -
- y en verdad, a todos los sitios a que ese «espíritu santo» condujo sus caballeros, siempre esas expediciones iban precedidas - ¡de cabras y gansos y de cruzados mentecatos!
iOh hermanos míos, no hacia atrás debe dirigir la mirada vuestra nobleza, sino hacia adelante! ¡Expulsados debéis estar vosotros de todos los países de los padres y de los antepasados!
El país de vuestros hijos es el que debéis amar: sea ese amor vuestra nueva nobleza, - ¡el país no descubierto, situado en el mar más remote! ¡A vuestras velas ordeno que partan una y otra vez en su busca!
En vuestros hijos debéis reparar el ser vosotros hijos de vuestros padres: ¡así debéis redimir todo lo pasado!. ¡Esta nueva tabla coloco yo sobre vosotros!
Friedrich Nietzsche
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire