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mercredi 11 mars 2009

NO TE SUICIDES, SEÑOR...

No te suicides, Señor; he aquí que aparece una orquídea entre las ruinas;
no te suicides, Señor; he aquí que renace el arroyo en el cráter de una bomba;
no te suicides, Señor; el cielo ha puesto escarcha sobre su rostro acuchillado, el océano ha curado su herida con un vendaje de coral.

Escucha, Señor; tu universo que era infantil como el cartílago, míralo arrepentido de su primer arrebato, de su mayor desobediencia;
los cometas continúan viajando, como berlinas tras un alto en la encrucijada de dos terrores;
el azul del cielo se ha hecho más profundo por haber sido un poco rapaz;
la aurora se ha hecho más bella por haber estado a punto de no regresar nunca.

El mundo no ha cambiado tanto, Señor:
mira esa aldea, cuántas cascadas podrían brotar de su charca, cuántos álamos de sus ortigas.

El mundo no ha sufrido tanto, Señor:
ya brota la espiga de trigo en la órbita de los que murieron de hambre,
ya las niñas saltan a la cuerda bajo las sombras de los que fueron decapitados.

La cosa no es tan trágica, Señor,
ya que existe el camino sin fin donde hasta el exilio es olvidado,
ya que existe el viento tan suave que en él hasta los suspiros son alegres,
ya que existe todo lo que grita el inmenso placer de estar vivo.


Alain Bosquet (Rusia, 1919-1998)

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