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samedi 7 février 2009

El tiempo transcurrido es el tiempo transcurrido y todas las otras cosas.

El tiempo transcurrido es el tiempo transcurrido y todas las otras cosas.
Entre nosotros tendríamos que hablar de todas las otras cosas.
El tiempo perdido fue tiempo perdido para todos,
no debería entrar en los cálculos.




Las noches transcurren,
como transcurren los días,
y ese transcurrir es maravilloso.
Entre el café y los humos recordamos tu nombre y tu figura,
mis familiares murmuran por la casa la importancia de nuestra relación,
dejan caer de vez en cuando,
alguna imaginería del pasado,
siempre una sana emoción para el corazón.

Cuando suceden estas cosas,
estoy absolutamente seguro que entre nosotros no habrá enfermedades del corazón,
y me pregunto qué es lo que sostiene esta grave afrenta,
contra la medicina y su filosofía de sostén:
¿acaso la inmediatez de un gesto amoroso?
¿acaso la relatividad de una ciencia?
o peor aún
¿acaso la inteligencia de unos cuantos hombres?
Yo, por mi parte,
soy un grupo,
deseo conversar con todos,
una larga conversación,
un hecho humano notable.
Un punto definitivo en la historia.
Eso sí,
sin apuros,
prefiero que no haya más acciones heroicas.
Los kamikaze
fueron en última instancia,
los primeros síntomas,
de la explosión atómica,
no hagamos tonterías.

Estar solos en el cumplimiento de una función,
tiene, por lo tanto,
que resultarnos antiguo.
La soledad siempre es un intento,
para destruir mejor,
sin testigos,
sin voces humanas a nuestro alrededor.
Lujuria del despedazamiento hasta lo último,
y si se tratara de gozar,
del ejercicio ético,
diría que la soledad en cualquiera de sus modalidades,
es mala.
Genera envidia,
ansias de destruir lo que me ilusiona como completo,
y que siempre está fuera de mí,
en los otros.
Vivir así,
os lo aseguro,
es imposible.
Y yo, querido,
ya he pagado mi boleto,
podría sacrificar mi nombre,
exijo mi viaje de placer.
Un viaje alrededor del mundo y sus historias,
sin ataduras,
sin preconceptos,
quiero decir,
una nueva visión.
En esa nueva visión tendrá que entrar, como mínimo,
todo aquello,
que sirvió como excusa a nuestra pasión los últimos 10 años.

Desde la poesía,
hasta la ciencia.
Desde la paz,
hasta la guerra,
desde los viejos textos de freud y marx,
hasta la fresca juventud,
de nuestros escritos.
Desde la poesía de nuestras mujeres,
hasta el más pequeño acto de nuestra vida cotidiana.
Para empezar diré que la ciencia es,
tan importante como cada uno de nosotros,
(y sé que comenzar de esta manera,
puede llegar a ser una ambigüedad de mi retórica)
Que cada uno de nosotros es tan importante como el último dibujo.
Que a su vez es tan importante como las conversaciones
y que todo esto,
es tan importante como pintar,
y todo tan importante como la misma muerte,
y nuestras risas a veces tan importantes como todo.
Las cerámicas tan importantes como Gardel
y tan importante a su vez,
como cada hecho social de nuestros cuerpos contra nuestros cuerpos,
es decir,
toda la filosofía de nuestra vida pequeña,
tiene que quedar incluida en la nueva visión.

Nuestro cantor y sus canciones y complicados pensamientos de Einstein,
serán nuestro regocijo y nuestra calma.
La pintura,
ese pasaje necesario,
para un gran cine, que viva entre nosotros.

En cuanto a la poesía,
ella misma,
ya ha dado,
suficiente cuenta de su poder,
dejémosla nacer en paz.
El psicoanálisis,
y voy a decirlo aunque quede mal,
es para muchos de nosotros parte de nuestra vida,
un descubrimiento de nuestra juventud,
como el amor,
como la poesía,
y después me pregunto ¿qué otra cosa descubrimos de jóvenes?
Y nada más

Y toda la pasión quedó ligada a estas palabras.
Después fuimos adultos,
a la pasión le fuimos agregando sabiduría,
la estúpida conciencia de saber
y nos llenamos,
la cabeza y el alma de palabras
y eso,
no estuvo mal,
pero privilegiar una palabra sobre otra es muy difícil,
tan difícil
como concentrarse,
en estos tiempos,
en un solo punto.
Tan difícil,
como amar,
en estos tiempos,
a un solo dios.

Si alguien te pregunta como me va,
dile,
que me va bien,
que estoy contento,
que no me atrevo a decirlo en voz alta,
soy feliz.
Un tipo con la sangre siempre revuelta y feliz,
soy, quiero decirte,
como una paradoja,
un hecho social evaluable,
el prototipo de una pasión,
del alma,
un emblema para cualquier locura,
una partícula de luz,
cuando miro,
me incluyo en la mirada.



Indio Gris

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