MIGUEL ÓSCAR MENASSA Y SU PINTURA
Por Norma Menassa
"Podrían ser, sin serlo totalmente, la continuación de lo que a mitad del siglo pasado dejó una marca en la historia de la pintura, y que surgió como Action Painting en América del Norte, siendo su iniciador J. Pollock, del que podemos decir que más allá del impacto y la conmoción que produjo con su obra, fue inevitable que dejase algo de lado.
Son algunos aspectos ideológicos del surrealismo y lo que el mismo incorporó como novísimo dentro de las ciencias conjeturales, sus avances sobre el conocimiento de lo verdaderamente humano, el Inconsciente y una sexualidad entendida como relación con lo social-histórico, sexualidad que llega a investir las manos de Menassa como pintor, guiando su impulso creativo que es lo que de diferente aportar su pintura.
Influencias de la pintura automática, pero con la tela tensada en el bastidor y con los materiales que son el óleo aplicados con espátula y pincel, reemplazando la técnica del goteo, por el azaroso depósito del óleo en la tela como si la tela fuese la paleta elegida y sobre ella la fuerza de la mano volcando en la tela la materia sobre la superficie.
Se crea una estructura global no direccionable, como puede verse en las grabaciones realizadas durante la producción de un cuadro, ya que el primer acto sobre la pintura colocada es su borramiento, gesto delicado que las sobrepone si mezclarlas y donde los colores permanecen aparentemente sucumbidos, creando todos una superficie que al ser nuevamente trabajada con la espátula libera una explosión de colores, con una lógica interna donde el azar es lo que controla, como un control inconsciente, sin partir de una idea definida.
Todo es una búsqueda y la transformación en lo encontrado, juega una radicalidad hasta llegar a las últimas consecuencias, la finalización del cuadro. En la búsqueda está el encuentro con una ideología que no es la tradicional, y a veces aparece el temor de que la tela se arruine, pero superado el miedo, aparece la espátula con una fuerza que sale con toda la energía y el movimiento incorporado a la mano busca la independencia de las formas con la intención de mostrar la expresión de forma inmediata y espontánea casi alejada de la civilización como un arte del tiempo, con una genealogía autóctona donde el pintor no ilustra sino expresa su ser más íntimo y cuya finalidad es mostrar la impronta de un proceso creativo.
El objeto se perdió, es el mismo acto de pintar, sólo reflejo de un instante, un acto de expresión en sí mismo, único, un acto y su forma.
No son imágenes, sino capturas de un instante, captura del tiempo, que crea una distancia del espacio con un objeto imaginario, al que usará sólo como superficie donde reflejará un proceso interior, lo que convierte a su pintura en algo más que un acting, en un proceso.
Hay un planteamiento de desbloquear el proceso creativo, no es la búsqueda de un significado ajeno, sino que elude los pasos intermedios de representaciones a las que deberse porque su intención no es ilustrar, sino capturar ese instante donde una vía liberadora se hace necesaria y empuja la energía para mostrar que más que un movimiento, se trata de un proceso de creación materializado a través de la acción pictórica, con una expresividad, una fuerza y una dinámica en el gesto que apresa al que contempla su obra y a la vez la completa al encontrar en sus juegos de espátula imágenes que emergen de la tela, como formas humanas que sólo el ojo del espectador puede animar y que aparecen en la tela más allá de la intención de representación. Una combinación entre la fuerza bruta de un pionero y la neurosis del personaje del pintor como siendo el habitante de una ciudad moderna.
Circundado por dos guerras entre el Occidente y el Oriente, y por el avance del objeto técnico, con medios de comunicación audiovisuales a su alcance, que han podido captarlo a él no como haciendo que pinta, sino pintando, y que queda documentado en la serie "Pintando en Casa", se lo puede ver en la verdad de un expresionismo que más que abstracto incluye la subjetividad de la mirada del observador al que hace partícipe de esta libertad de la creación y lo enfrenta a este nuevo realismo poseedor de una energía arbitraria y a la vez gobernada desde el interior del pintor donde el significado se repliega frente a lo que serán cadenas de significantes desplegadas en una superficie que no sabe, como no sabe del manejo exacto del pincel y del lápiz al que no sabe usar.
Asistimos así a la desacralización de la pintura, la que bajada del pedestal llega a ser una adjudicación más propia de lo humano, sin importar si puede llegar a ser la decoración de un salón de la sociedad burguesa, o como la poesía, solo una llamada a habitarla como se habita al arte, que se propone como un campo de juego donde plasmar un suceso, un tiempo, la vida de todos los días."
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