ELEGÍA
A mi hermana
“Vió turbio su mañana
y se quedó en su ayer.
No quiso ser.”
Miguel Hernández
Presa de una convulsión infernal,
no encontraba aquello que perdió.
Dorada mirada.
Triste beso que cavó la tumba de los muertos,
y sembró la de los vivos.
Agua removida, fondo del alma, sangre presente,
como un rayo veloz,
atravesó el pecho de las pasiones,
como un rayo lento,
desenmascaró deseos,
clavados en pétreos corazones,
donde muerte, amor y vida
son heridas de la ausencia.
¿De qué murió aquella mujer
de triste mirada y dulce sonrisa?
Joven envejecida,
se asomó al cementerio
y abrió un hoyo en medio del desengaño.
No tengo alas –decía-
no tengo mar,
ni vereda que abrazar,
no tengo con qué besarte
y mató el corazón.
Descendieron diáfanos sus labios,
al encuentro con la muerte,
detuvo sus sentidos
con el aroma de su piel angosta,
con la fuerza de sus huesos inflamados.
Ríe, ríe conmigo –le dije-
y ella que proclamaba
la victoria del trigo sobre la paja
no quiso ser.
VICENTE PRADA GÓMEZ
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samedi 20 juin 2009
vendredi 5 juin 2009
FRANZ KAFKA
UNA PEQUEÑA FÁBULA
“AY”, DIJO EL ratón, “el mundo se está haciendo más chiquito cada día. Al principio era tan grande que yo tenía miedo, corría y corría, y me alegraba cuando al fin veía paredes a lo lejos a diestra y siniestra, pero estas largas paredes se han achicado tanto que ya estoy en la última cámara, y ahí en la esquina está la trampa a la cual yo debo caer”.
“Solamente tienes que cambiar tu dirección”, dijo el gato, y se lo comió.
LA PARTIDA
ORDENÉ QUE TRAJERAN mi caballo del establo. El sirviente no entendió mis órdenes. Así que fui al establo yo mismo, le puse silla a mi caballo, y lo monté. A la distancia escuché el sonido de una trompeta, y le pregunté al sirviente qué significaba. El no sabía nada, y escuchó nada. En el portal me detuvo y preguntó: “¿A dónde va el patrón?” “No lo sé”, le dije, “simplemente fuera de aquí, simplemente fuera de aquí. Fuera de aquí, nada más, es la única manera en que puedo alcanzar mi meta”. “¿Así que usted conoce su meta?”, preguntó. “Sí”, repliqué, “te lo acabo de decir. Fuera de aquí, esa es mi meta”.
“AY”, DIJO EL ratón, “el mundo se está haciendo más chiquito cada día. Al principio era tan grande que yo tenía miedo, corría y corría, y me alegraba cuando al fin veía paredes a lo lejos a diestra y siniestra, pero estas largas paredes se han achicado tanto que ya estoy en la última cámara, y ahí en la esquina está la trampa a la cual yo debo caer”.
“Solamente tienes que cambiar tu dirección”, dijo el gato, y se lo comió.
LA PARTIDA
ORDENÉ QUE TRAJERAN mi caballo del establo. El sirviente no entendió mis órdenes. Así que fui al establo yo mismo, le puse silla a mi caballo, y lo monté. A la distancia escuché el sonido de una trompeta, y le pregunté al sirviente qué significaba. El no sabía nada, y escuchó nada. En el portal me detuvo y preguntó: “¿A dónde va el patrón?” “No lo sé”, le dije, “simplemente fuera de aquí, simplemente fuera de aquí. Fuera de aquí, nada más, es la única manera en que puedo alcanzar mi meta”. “¿Así que usted conoce su meta?”, preguntó. “Sí”, repliqué, “te lo acabo de decir. Fuera de aquí, esa es mi meta”.
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